El Seminario Rabínico Latinoamericano y el Centro Simon Wiesenthal suscribieron un acuerdo de cooperación mutua. El representante para América Latina del Centro visitó el Seminario para formalizar, en la firma de este convenio, el trabajo de cooperación entre ambas instituciones que se desarrolló durante los últimos meses.
Luego de una entrevista realizada por la Agencia Judía de Noticias, presentamos detalles de este acuerdo y el trabajo conjunto a futuro a través de las palabras de Ariel Gelblung, el vicepresidente ejecutivo del Seminario el rabino Ariel Stofenmacher, junto al presidente de la institución Miguel Toimaher y el tesorero Gustavo Geier.
AG- El Centro Simon Wiesenthal es una organización no gubernamental judía de derechos humanos, con sedes en Los Angeles y otras partes del mundo. La de Latinoamérica está acá (en la Argentina). Con lo cual, nos interesa todo aquello que tenga que ver con nuestra agenda. Hoy estamos firmando un acuerdo de cooperación mutua. A raíz de charlas informales que empezamos a tener nos llamó la atención que nunca lo habíamos hecho. Generamos una enorme cantidad de material que puede venirles más que bien -fílmico, libros, muestras…- y nuestra oficina en América Latina va desde México hasta Tierra del Fuego, pero necesitamos que toda la región nos cuente en qué está determinada situación para que, con esa información, podamos intervenir como habitualmente lo hacemos. Voy a contar un caso concreto: (a fines de noviembre) estuve en Panamá para la Asamblea Anual del Parlamento Latinoamericano, donde estamos haciendo un trabajo que -con suerte- se verá el año que viene. Cada vez que estoy en distintos lugares -así como lo hizo Sergio (Widder, su antecesor) antes- tratamos de dedicar un tiempo para estar con la comunidad (judía local). Tanto la escuela como el templo de Panamá nos recibieron de la mejor manera y di cuatro charlas: dos en la escuela, a maestros y alumnos, otra a la dirigencia y la última, abierta a toda la gente del templo. Les planteé lo mismo: a pesar de que buscamos información todo el tiempo, sin un ida y vuelta no podemos trabajar. La gente lo entendió y luego nos hizo llegar una información por la cual sacamos un comunicado, relacionándola con otra que tuve acá (en la Argentina).
MT- La íntima relación que tenemos con todas las comunidades de Latinoamérica nos permite que lugares que no conocen (al Centro) le puedan abrir las puertas y tenga repercusiones y cuatro días exitosos como en Panamá. Mañana puede ser Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras… Estamos hablando de países chicos, donde la comunidad no es tan grande, pero siempre pasan cosas, y el Centro quiere penetrar y dar todo lo positivo que tiene para enseñar a lugares que a veces no saben adónde referir.
AS- Vemos al Seminario como un ente educativo, pero internacional. Sabemos que por muchos años el foco estuvo en Buenos Aires y la internacionalización tenía que ver solamente con la exportación de graduados y lo que éstos producían, pero últimamente estamos tratando de mirar las relaciones interinstitucionales a nivel internacional. Entonces, nos imaginamos que las organizaciones con las cuales debía ser natural que el Seminario interactuara son el Centro Simon Wiesentahl, el Congreso Judío (Latinoamericano) y otras de ese porte. Las comunidades no reportan al Seminario, pero tenemos una red de graduados que es un activo que podemos utilizar. Cuando Ariel decía: “¿quién nos va a dar bolilla en Panamá?”, nos costó un mail a un graduado nuestro, que es rabino local, para que esa ayuda se desarrollase. Como efecto secundario, a algunos en la comunidad judía de Buenos Aires les parece que el Seminario se despega de la política local, y en verdad la mira desde 10.000 metros de altura en vez de 100…
MT- (El acuerdo) me gusta mucho porque hace años que me dedico a leer bibliografía sobre la Segunda Guerra (Mundal) y sé lo que hace el Centro Wiesenthal desde sus principios, allá por 1950, en Viena. Creo que vamos a tener una ayuda mutua: creo que el Centro Wiesenthal representa a más de 400 mil asociados y el Seminario Rabínico, solo en Latinoamérica, está atendiendo a prácticamente 350 mil judíos. Estamos frente a una unión que debería haberse hecho hace mucho y que es una necesidad de la comunidad porque el mundo judío está viviendo momentos un poco difíciles, donde el antisemitismo está funcionando, sobre todo en Europa, pero también se reporta continuamente en los Estados Unidos y ahora en Latinoamérica. Creo que este acuerdo va a crear una nueva sintonía en la región porque el Seminario tiene 53 años de haber caminado mucho, no solamente por los rabinos que fueron diseminándose desde la Argentina, sino por el trabajo que hicimos en estos últimos cinco para un Seminario verdaderamente latinoamericano.
P- ¿Esto implica que cualquier situación de antisemitismo los va a encontrar trabajando juntos?
AG- Ojalá que cualquier cuestión nos encuentre trabajando juntos. El mundo es cada vez más global y uno no puede hablar de que “si pasa en Europa, aquí por suerte no”. Todo tiene repercusiones en todos lados y cualquier cuestión que sucede en Medio Oriente repercute en las comunidades judías del mundo. No somos extraños a la intromisión de Irán en la región desde hace un tiempo, ni a que bajo la máscara de buscar refugio gente asociada a ISIS está viajando por todo el mundo. Gracias a la gente de Panamá me enteré de que a Honduras también le había sucedido. Si pasa en un lugar puede ser casualidad; si no, ya es un modus operandi de alguna organización.
AS- La penetración que tiene el Seminario en Latinoamérica por medio de las comunidades, no solo en ciudades centrales, sino también en las periféricas, hace que la relación pueda ser muy fructífera porque estas cosas no suelen pasar en el centro de una ciudad… Entonces, estar con los sentidos despiertos y conectados para poder invertir cualquiera de estas situaciones es importante y el Seminario ayuda con sus comunidades, sus rabinos y sus morim, que están por toda Latinoamérica.
AG- Paradójicamente, aunque en la comunidad judía global tenemos cientos de organizaciones, hay un nivel bajísimo de interrelación y colaboración, y si lo aumentamos entre todos los que podamos, contaremos con una serie de recursos fenomenales que van a hacer más fáciles la vida de todos y las tareas específicas de cada cual. Desde educación, protección contra el antisemitismo y lobby hasta recaudación de fondos.
AS- Para el Seminario esto es natural: el tema de los derechos humanos siempre fue central. Quizás en los últimos años, con un nivel menor de presión de gobiernos autoritarios respecto a lo que había, pareció que había un foco distinto al que tal vez tuvieron muchos graduados, que levantaron e hicieron suya esta bandera. Para nosotros es seguir en el mismo camino, nada más que ahora quizá se vuelva a ver un poquito más parecido a lo que pasaba en los ’70 y ’80.
P- ¿Cómo ven el cambio que conllevan las recientes elecciones en Venezuela?
AG- Todo cambio es auspicioso, pero el alerta todavía la tenemos que seguir teniendo porque el chavismo sigue en el gobierno. Veremos cómo se desarrolla y cómo repercute en a región. Sí es dable entender que al haber votado en el sentido que lo hizo, el público en general le dio un rechazo muy importante.