El libro de Bemidbar (literalmente “en el desierto”) es el más extenso desde el punto de vista cronológico, ya que su relato comienza al pie del monte Sinaí, el primer día del segundo mes del segundo año de la salida de Egipto y culmina recién en el año cuarenta de la travesía, frente al rio Jordán, antes de entrar a la tierra prometida. Una de las primeras conclusiones que obtenemos a partir de este dato, es que se produce un cambio generacional. Los que iniciaron el éxodo por el desierto no son los que lo concluyen. Se requiere de Moisés, el líder de la épica operación, un cambio actitudinal, ya que no es lo mismo dirigirse a una generación nacida en cautiverio con mentalidad esclava, que a una nueva, a la cual hay que inculcar valor y espíritu emprendedor para afrontar los grandes desafíos que depararía el futuro.

Bemidbar conjuga partes narrativas y legales. Najmánides (1194-1270) en su pequeña introducción explica que luego de la experiencia transformadora frente al monte Sinaí, Bemidbar explicita las normas a guardar en el Tabernáculo o la tienda de reunión (ohel moed). Esta tienda, era el lugar elegido para la continuación de la revelación de D´s a Moisés. Es decir, según esta visión, la revelación no fue un evento único e irrepetible, sino un suceso que continúa y se desarrolla en el tiempo. Es por ello, prosigue Najmánides, que encontramos varios paralelismos de contenido narrativo y legal entre en el monte Sinaí y el Tabernáculo.

Uno de los relatos más explícitos de la visión de la revelación continua se encuentra en el capítulo 27 de nuestro libro dentro del episodio de las hijas de Tzlofjad. Esta narración no sólo es una expresión que tiende lentamente a la igualdad de género en la época bíblica, al posibilitar la herencia de tierras a hijas mujeres en caso de no haber hijos varones, sino que el requerimiento de llenar el vacío legal es elevado por las cinco mujeres, hijas de Tzlofjad a Moisés y al suceder que el mismo Moisés reconoce no saber cómo resolverlo, consulta con D´s, posibilitando así el desarrollo del proceso de revelación, en esta instancia por iniciativa humana.

En el comienzo del libro se nos describe la posición de cada tribu, acampando alrededor del Tabernáculo: “Que los israelitas acampen cada uno junto a su propia bandera…» (Bemidbar 2:8). El midrash  (Bemidbar Raba 2:2) se pregunta cómo fue posible que no haya habido discusiones entre las diferentes tribus acerca de la posición y la distancia de cada una respecto al Tabernáculo. La respuesta que da el midrash es más que significativa: Ya había sido el patriarca Yaacov que en su lecho de muerte organizó alrededor de su persona, la posición de cada uno de sus hijos, que sería luego la misma que utilizarían para transportarlo a su morada final. Los hijos de Yaacov, padres de las doce tribus de Israel, luego de una vida llena de disputas fraternales, logran la pacificación frente a la situación extrema y dolorosa de velar por el destino final de su progenitor. El mensaje del midrash es claro: la solidaridad lograda en momentos de congoja y en situaciones límites, debería perdurar en la cotidianidad, simbolizada por el acampamiento y el avance  en el desierto, ya afectado por la rutina y las complicaciones del camino.

Las diferentes secciones del libro de Bemidbar son una lección inspiradora para el mejoramiento de la calidad humana de nuestras vidas.

¡Shabat Shalom!

Rabino Dr. Ari Bursztein
Decano de Asuntos Académicos y Director del Instituto “Abarbanel”
Seminario Rabínico Latinoamericano

LA PARASHÁ EN VIDEO:
Un proyecto conjunto entre el Seminario, Masorti Olami y la Asamblea Rabínica.
Los invitamos a compartir la parashá de la semana:
Parshat Bemidbar por la Rabina Graciela Grynberg de la Comunidad Bet Israel, Bs. As., Argentina.