La propuesta de la estructura económica ideal de la Torá es básicamente social. Ante todo está la preocupación por el individuo que no tiene y no posee recursos y la mesura de aquel que sí tiene riquezas.

El desvelo por el pobre y la  discreción del rico son pilares del texto bíblico y están  expresados en nuestra parashá.

“Adonai habló a Moisés en el monte de Sinaí, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que Yo os doy, la tierra guardará reposo para Adonai. Seis años sembrarás tu tierra, y seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos. Pero el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para Adonai; no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña. Lo que de suyo naciere en tu tierra segada, no lo segarás, y las uvas de tu viñedo no vendimiarás; año de reposo será para la tierra. Mas el descanso de la tierra te dará para comer a ti, a tu siervo, a tu sierva, a tu criado, y a tu extranjero que morare contigo; y a tu animal, y a la bestia que hubiere en tu tierra, será todo el fruto de ella para comer”. Levítico 25:1-7

El precepto de shmitá (el séptimo año de descanso para la tierra) es justamente la expresión de una economía valiente en la que no sólo estamos obligados a controlar nuestro instinto, aquel que nos impulsa a querer más y más ganancias, sino en la que también debemos contenernos y ser capaces de abandonar nuestro trabajo en pos de las necesidades de los otros, de quienes no lograron obtener ganancias como nosotros.

La shmitá es el año en que se renuncia a toda posibilidad de control. No trabajamos la tierra y la dejamos descansar, recuperarse después de seis años de explotación y exigencia. Además, pobres y extranjeros, esclavos y mujeres están invitados en la propuesta bíblica a irrumpir en el campo, en el viñedo y a comer las uvas o los higos. Y si esto no fuera suficiente, al finalizar el ciclo de siete shemitot (siete años de descanso para la tierra), después de cuarenta y nueve años comienza el iovel, el jubileo.

“Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia. El año cincuenta os será jubileo; no sembraréis, ni segaréis lo que naciere de suyo en la tierra, ni vendimiaréis sus viñedos, porque es jubileo; santo será a vosotros; el producto de la tierra comeréis. En este año de jubileo volveréis cada uno a vuestra posesión”. Levítico 25: 10-13

El mensaje es claro, toda riqueza que es importante para la persona, tierras, esclavos, sirvientas, no le pertenecen. Una vez cada cincuenta años, la Torá nos ordena hacer un “reset” económico para que la riqueza, los bienes vuelvan al dueño original.

El programa “Shabatshmitáiovel” insta a la sociedad a frenar, a hacer un alto, a volver a dar a todos una posibilidad distinta. Intentar achicar la brecha social y el peligro de continuidad de un capitalismo feroz e insensible en el que los ricos aumentan sin límite sus riquezas y los pobres disminuyen  su capacidad con un deterioro irreversible.

Aunque no se sabe si alguna vez en la historia de Israel se cumplió esta propuesta, sin duda su significado y su existencia en esta sección de la Torá nos alerta sobre la importancia de la moderación en el texto bíblico como  principio motor básico.

La moderación la ponemos en práctica al observar el último de los Diez Mandamientos: “No codiciarás…”, al observar cada semana Shabat, que es una especie de shmitá semanal.

Cada semana señalamos que no somos dueños del mundo y de nuestro entorno. Nos dedicamos a los otros, a nosotros, a la familia, al estudio, al Creador.

Una de las preguntas que despertó la curiosidad de los exégetas fue por qué en relación al precepto de shmitá se menciona específicamente el monte Sinaí (“behar Sinai…”) y no en relación al resto de los preceptos, cuando se supone que toda la Torá fue entregada en el monte Sinaí.

Tal vez shmitá y su amplio significado social indica que este precepto fue justamente otorgado en el monte Sinaí, para que lo valoremos y lo estudiemos, intentemos ponerlo en práctica moderando nuestra ambición y dando lugar al otro.

Aunque no se sabe si alguna vez en la historia de Israel se cumplió esta propuesta, sin duda su significado y su existencia en esta sección de la Torá nos alerta sobre la importancia de la moderación en el texto bíblico como  principio motor básico.

La moderación la ponemos en práctica al observar el último de los Diez Mandamientos: “No codiciarás…”, al observar cada semana Shabat, que es una especie de shmitá semanal.

Cada semana señalamos que no somos dueños del mundo y de nuestro entorno. Nos dedicamos a los otros, a nosotros, a la familia, al estudio, al Creador.

Una de las preguntas que despertó la curiosidad de los exégetas fue por qué en relación al precepto de shmitá se menciona específicamente el monte Sinaí (“behar Sinai…”) y no en relación al resto de los preceptos, cuando se supone que toda la Torá fue entregada en el monte Sinaí.

Tal vez shmitá y su amplio significado social indica que este precepto fue justamente otorgado en el monte Sinaí, para que lo valoremos y lo estudiemos, intentemos ponerlo en práctica moderando nuestra ambición y dando lugar al otro.

¡Shabat Shalom!
Rabina Judy Nowominski
Decana de Estudiantes
Seminario Rabínico Latinoamericano

LA PARASHÁ EN VIDEO:
Un proyecto conjunto entre el Seminario, Masorti Olami y la Asamblea Rabínica.
Los invitamos a compartir la parashá de la semana:
Parshat Behar por el Rab Leonel Levy de la Comunidad Bet El, México.