“La sensibilidad moral”

Esta semana leemos dos parshiot [secciones de la Torá] juntas. Se trata de los capítulos 30 a 36, los últimos del Libro de Números, BeMidbar.

De entre los diversos temas que allí encontramos, hay uno que puede resultarnos en especial incómodo, que desafía gravemente lo que consideramos moral o justo.

“Ejecuta la venganza de los israelitas contra los midianitas” (Num. 31:2), le ordena Dios a Moshé. Esta venganza fue la respuesta al intento de aniquilación del pueblo de Israel que los midianitas habían perpetrado meses antes y que produjo una debacle social y 24.000 muertos entre los israelitas (Num. caps. 22 a 25).

La batalla contra Midián y sus consecuencias fueron terribles, sanguinarias y horriblemente crueles.

¿Cómo es que un relato tan alejado de la santidad se encuentra en la Torá? ¿Cómo es que se nos enseña que los caminos de la Torá son de paz, si ella nos relata la crueldad de una venganza total?

Creo que hay una pregunta anterior que deberíamos hacernos, pregunta que es quizás el substrato de todas las otras: ¿Por qué sentimos esta enajenación del texto, por qué lo vivimos como tan chocante?

Es probable que las primeras generaciones en nuestro pasado histórico no hayan sentido repulsión moral alguna frente a este relato. Es nuestra moralidad la que es diferente y su cambio se produjo no como una revuelta contra el texto, sino justamente gracias a él.

Es la Torá misma, incluyendo sus relatos estremecedores y molestos, que nos ha transformado en seres morales. La Torá, los profetas y las enseñanzas que nuestros Sabios indujeron y dedujeron de la Torá y los profetas, nos han llevado a un alto nivel de moralidad, de respeto por la vida, de consideración y sensibilidad con respecto al prójimo. La Torá, la enseñanza divina recibida por Moshé y transmitida y elaborada por cientos de generaciones judías, inició un proceso milenario de transformación intelectual y afectiva.

Frente a este texto podemos ver dónde estábamos hace 3.500 años y dónde estamos ahora. Este relato es un espejo del pasado, de nuestro pasado, que nos muestra nuestro progreso hacia la expresión más sublime de la divinidad en el comportamiento humano.

Podemos hoy leer esta parashá, entender que nuestro malestar moral al leerla es consecuencia de la meta original de la Torá y podemos sonreír con la satisfacción de haber logrado una buena parte de esa meta.

¡Shabat Shalom!
Rabino Iosef Kleiner
Profesor de Talmud y Coordinador A.J. Heschel en Israel
Seminario Rabínico Latinoamericano