PARASHÁT VAIKRA
El libro de Vaikrá es un libro que implica muchas dificultades para nosotros, sus lectores modernos. No sólo se trata, en su mayor parte, de una colección de leyes ritualistas, de una suerte de tratado meramente legal, sino también de un libro que a simple vista es ajeno a nuestro sentir religioso y moral, a nuestras prácticas espirituales y en su mayor parte a nuestra concepción del mundo y de lo metafísico.
En verdad, no somos los primeros en sentir, ni en expresar estas dificultades. A lo largo de los siglos, desde los Profetas -y a su cabeza el Profeta Yermiahu- hasta los pensadores y filósofos judíos más renombrados, como Maimónides, han reprobado con dureza a las posiciones ritualistas que ponen en su centro el mero cumplimiento de la doctrina ritual y técnica sin énfasis en los imperativos morales o se han abocado a resolver las incógnitas que este libro plantea de manera más racional. Los intentos por dilucidar, y por dotar de sentido, el contenido de este libro con su sinfín de normas y leyes taxativas continúa sin dudas hasta nuestros días.
En el siglo pasado, el filósofo y erudito judío Yehezkel Kaufmann introdujo una visión audaz y novedosa acerca de los sacrificios y rituales enunciados en el libro de Vaikrá en su obra La Historia de la Religión Israelita. Según esta posición no sería Dios quien necesite de los sacrificios sino, por el contrario, las personas. Es decir, los sacrificios y rituales enunciados en este libro no fueron instituidos sino para nosotros, para las personas. En su intento por erradicar todo vestigio mágico del culto judío, y separarlo así del culto de otras naciones en tiempos bíblicos, Kaufmann sostiene que el mismo no está destinado a influenciar o alterar la voluntad de Dios sino a afectar la voluntad y el sentir humanos.
Nadie puede negar que el sentido simple del texto bíblico postule la existencia de una suerte de diálogo entre el mismo Dios y todo aquel que ofrece un sacrificio o una ofrenda a Aquel. Dios es, en otras palabras, según una de las visiones que se trasluce en el libro de Vaikrá, un partícipe activo en el proceso ritual, es quien lo ordena e instituye y también quien en última instancia lo acepta o lo rechaza.
Sin embargo, no debemos hacer caso omiso del otro aspecto, aquel al cual nos refiere Kauffmann, la experiencia humana y personal: todo ritual, todo acto impulsado o circunscripto por la tradición, tiene como finalidad dejar una huella en nosotros mismos, guiarnos en un camino de transformación personal, de búsqueda del sentido más prístino de nuestra propia existencia.
En efecto, estas dos visiones aparentemente opuestas y dicotómicas -aquella que postula a Dios como elemento central y último destinatario del proceso ritual y aquella que propone Kaufmann, según la cual la experiencia personal se halla en el centro- no representan dos visiones disonantes sino una misma y única voz, un mismo y único anhelo: tan sólo cuando el rito, la práctica tradicional, nos conduce hacia un proceso de introspección y de búsqueda personal, somos susceptibles de mancomunarnos con lo divino, de hallar al menos un vestigio de la presencia de Dios en nosotros mismos.
Que sea éste un Shabat de búsqueda, de introspección, de práctica sentida y significativa de nuestros propios ritos y tradiciones, que vehiculizan el potencial de guiarnos hacia nuestros anhelos más profundos, hacia nuestras voluntades más recónditas, allí donde se halla nuestra esencia más verdadera, el reflejo de la imagen de Dios.
¡Shabat Shalom uMevoraj!
Rab. Jordán Y. Raben
Coordinador del Depto. de Publicaciones y Profesor de Talmud en Institutos Heschel y Abarbanel
Seminario Rabínico Latinoamericano
LA PARASHÁ EN VIDEO:
Un proyecto conjunto entre el Seminario, Masorti Olami y la Asamblea Rabínica.
Los invitamos a compartir la parashá de la semana:
Parashat Vaikra por la Rabina Judy Nowominski del Seminario Rabínico en Bs As, Argentina.