PARASHÁT PEKUDEI
Los años que no son bisiestos las secciones de Vaiakhel y Pekudei se leen juntas y con esas lecturas concluye el libro de éxodo.
Pero este año en el que se agrega un mes más, se leen por separado y finalizamos con parashat Pekudei.
Las órdenes y las indicaciones para la construcción y establecimiento del santuario están detalladas en las secciones anteriores: Terumá y Tetzavé, en el medio está Parashat ki Tisá con el becerro de oro y el conflicto producido en el pueblo. Y en las dos últimas se pone en práctica la construcción y el establecimiento del santuario.
En Pekudei la Torá relata que Moshé mismo revisó las cuentas de las donaciones recibidas para la construcción del santuario y sus elementos.
Una vez que recibió de cada artesano los elementos, Dios le ordenó establecer el santuario, colocar cada uno de los elementos en su lugar, ungirlos con aceite y entregar a los sacerdotes sus ropas especiales. Todo esto en Rosh Jodesh Nisan, al segundo año de la salida de Egipto. Entonces una nube cubrió el santuario y la gloria de Dios lo llenaba.
Esta parasha y la que le antecede marcan “la realización”, la etapa en que se pasa del ‘hay que” a la práctica concreta.
Además el final nos invita a mirar retrospectivamente y ver que después de un comienzo incierto y nuevo, muchas veces hay conflictos y dificultades y de todos modos es posible salir fortalecido y definir los proyectos.
A menudo nuestros jóvenes protestan porque la escuela les ha enseñado que nuestro calendario y nuestras festividades están plagados de dolor y persecución, pero finalmente fuimos salvados dando origen y forma a las celebraciones y conmemoraciones judías.
Sin embargo el final del libro de éxodo trae un mensaje importante, nos invita a recordar que es fundamental ver y aprender cómo es posible superar conflictos, decidir si elegimos darnos por vencidos o preferimos fortalecernos y comenzar una nueva construcción. Creo que la clave está en concentrarnos en la superación y no solo en el doloroso recuerdo.
Los últimos versículos relatan: “Y en todas sus jornadas cuando la nube se alzaba de sobre el santuario, los Israelitas se ponían en marcha. Pero si la nube no se alzaba, ellos no se ponían en marcha hasta el día en que se alzaba. Porque en todas sus jornadas la nube de Adonai estaba de día sobre el santuario, y de noche había fuego allí a la vista de toda la casa de Israel”. Éxodo 40
El mensaje es claro, el propósito es avanzar y continuar el camino de la vida aun cuando el trayecto se torne complicado y problemático. Seguramente cuando desaparecía la nube que cubría en santuario y era momento de avanzar, nuestros antepasados experimentaban temor y dudas.
Pero justamente es la falta y la dificultad, la fortaleza y la confianza, las que nos instan a seguir el viaje construyendo nuestros santuarios personales.
¡Shabat Shalom uMevoraj!
Rabina Judy Nowominski
Decana de Estudiantes y profesora en Institutos Heschel y Abarbanel
LA PARASHÁ EN VIDEO:
Un proyecto conjunto entre el Seminario, Masorti Olami y la Asamblea Rabínica.
Los invitamos a compartir la parashá de la semana:
Parashat Pekudei por Rabina Sarina Vitas, Weitzman Comunidad Educativa, Buenos Aires, Argentina.