PARASHÁ: MIKÉTZ

Bereshit: 41,1 – 44,17
Leemos en el Libro de Salmos 105: 17-22:

“Como esclavo fue vendido Iosef; afligieron con grilletes su pie, en cepo férreo lo pusieron, hasta el tiempo de cumplirse su palabra, el verbo de Adonai lo purificó. Él envió un rey que lo libró, Gobernador de pueblos, que lo desligó. Lo nombró Señor de su casa, gobernador de toda su riqueza. Para que instruyera a sus ministros con su sabiduría y a sus ancianos hizo saber”.

Con estas palabras el poeta, que hace una revisión de la historia de Israel, describe la vida y el ascenso de Iosef hasta la corte real. El poeta no menciona a Iosef como intérprete de sueños, sino como hombre sabio que instruye a los consejeros del reino en Egipto. El poeta revela también, que Iosef estuvo en prisión hasta que la voluntad rectora de D´s lo libera y lo conduce hasta el mismo palacio de Faraón.

Éstos son los aspectos determinantes de nuestro capítulo: la credulidad de Faraón ante la interpretación de Iosef, llamará la atención, ya que lo prudente sería por parte de Faraón, esperar y ver si las interpretaciones de Iosef se cumplen, antes de nombrarlo persona de tanta jerarquía en el reino. Lo que parece sorprender a Faraón son las palabras de Iosef, después de la interpretación del sueño, que figuran en el  capítulo 41, 33-36.

La prueba para esta afirmación son las mismas palabras de Faraón que dice, después de escuchar los consejos de Iosef:  “… ¿Acaso habremos de encontrar – como éste- un hombre en el que esté el espíritu de Elohím? (41, 38). Es por su inteligencia que Iosef puede deslumbrar a Faraón, rey de un país y admirador de la sabiduría.

La concepción de Iosef es opuesta a la de los magos y consejeros que rodean a Faraón. Iosef habla permanentemente de D´s; los magos y consejeros y el propio Faraón idolatraban al río Nilo. Para Iosef, continuador de la tradición monoteísta de los patriarcas, el Nilo es un componente más de la Creación Divina. Por lo tanto, Iosef despierta admiración al expresar sus pensamientos, libre de la sumisión mental que el paganismo impone a sus seguidores. Iosef combina en su persona una sabiduría profunda con un conocimiento del corazón de los hombres. Demuestra compromiso por el destino del hombre y pose un sentido práctico para resolver problemas. Razón y sentimientos actuando en simultáneo.

Sin embargo, llegará un tiempo en el que la dinastía faraónica olvidará la historia y los aportes de Iosef que salvaron a Egipto  de las calamidades del hambre. Se comprueba esto cuando leemos en Éxodo 1:8 “Se erigió un rey nuevo sobre Egipto que no conoció a Iosef”.

El olvido se manifiesta también, cuando el jefe de los coperos, escanciadores de vino para Faraón, que había estado preso con Iosef y escuchó sus sabias interpretaciones, no lo recordó con el respeto y agradecimiento que Iosef merecía.

La primera vez que la Torá relaciona a Iosef con sueños relata sus propios sueños que serán realidad a partir del encuentro con sus hermanos. Han transcurridos años desde que Iosef fuera odiado por “sus sueños y sus palabras”.

El hambre en Egipto y en comarcas cercanas es una clave del cumplimiento de los sueños de Iosef, que son los caminos por los que los descendientes de los patriarcas llegarán a Egipto y serán el pueblo de Israel.

La dureza con la que Iosef trata a sus hermanos tal como leemos en el capítulo 42, muestra a los protagonistas como seres con pasiones y amores, odios y lealtades. Iosef no es indiferente frente a sus hermanos y hay cierta indolencia en sus reacciones por el sufrimiento que ellos le causaron.

Abarbanel sugiere que los propósitos de dañar a Iosef urdidos por sus hermanos no lo afectaron, ya que él no sólo sobrevive sino que además alcanza una posición de enorme prestigio. Pero en la mentalidad de ellos siempre anidó la voluntad de dañar. Por eso, Iosef les responde en la misma forma. Los interroga, les plantea cuestiones difíciles, pero vela por su bienestar físico. Les vende alimentos y al mismo tiempo ordena, en secreto, la devolución del dinero. Les habla duramente en público, pero se oculta cerca de ellos y llora. Reconoce a sus hermanos y no los daña, lo que pone de manifiesto el sentimiento y el amor por su familia, cosa que ellos ignoraron cuando lo arrojaron a “la cisterna en el desierto”.

Hay enorme grandeza en la conducta de Iosef y en sus aleccionadores actos. Valores humanos de un judaísmo que se desarrolla con una impronta educativa que funda una moral de la responsabilidad y un amor al prójimo contenidos y transmitidos en el monoteísmo ético de los Patriarcas .

 

Shabat Shalom
Baruj Zaidenknop
Profesor
Seminario Rabínico Larinoamericano

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