“Serán ustedes un reino de sacerdotes y un pueblo kadosh” (Sehmot, Éxodo; 19:6)
“Kedoshim habréis de ser ya que kadosh soy Yo Ad-nai vuestro D´s”. (Vaikrá, Levítico 19:2)
Adrede evitamos en estas dos citas traducir la palabra “kadosh” y la dejamos en su original en hebreo.
Lo interesante en un paralelismo entre estos dos versículos es notar que el ser kadosh implica también que no sólo seamos a la vez todos los sentidos que la palabra kadosh implica (consagrado, separado, santificado, apartado para un propósito, etc.) sino también lo que está por debajo de la superficie de todos estos términos, es decir, que al ser kedoshim toda la nación hebrea es de manera transitiva un reino de sacerdotes. Y por definición un kohén (sacerdote) es alguien que ha sido consagrado como tal mediante un ritual para tal función (ver Bamidbar, Números 9:1 y ss.). En las distintas tradiciones cúlticas tanto paganas como en otras religiones monoteístas sólo quien fuera consagrado como sacerdote era tenido por tal. A los fines rituales en el santuario en el judaísmo también era así. Pero ambos versículos citados nos dicen que en la voluntad divina anida el objetivo de que más allá de las funciones propias del ritual, todo el pueblo judío sea una nación consagrada.
Sería lógico que leyendo estas dos citas nos cuestionáramos cómo es que podemos acceder a esa consagración que la Torá nos demanda. Y es el mismo texto el que nos da las respuestas: se es kadosh a través de una vida guiada por el cumplimiento de la voluntad superior mediante las mitzvot que no son otra cosa que la concreción en actos puntuales de esa voluntad.
Tendemos a asociar el sentido de santidad del término “kadosh” con lo ritual: “es un santo… reza todos los días; no pasa un día sin que se revista con el talit y los tefilín; en Pésaj no sólo se deshace de todo el jametz sino que cada año busca algo más para abstenerse”, y muchos ejemplos más.
Pero el texto no nos habla sólo de rituales para acceder a la kedushá: “Kedoshim seréis… Cada uno reverenciará a su madre y a su padre y Mis shabatot cumpliriréis, Yo soy el Señor”.
Y son estas últimas palabras del versículo las que importan para entender de qué se trata la kedushá: las mitzvot se deben cumplir no porque sean racionales o fuentes de salud o bendición. Sino que son todo eso (o no…) por provenir directamente de D´s.
Es excelente buscar significados racionales a los mandamientos; es edificante intentar comprender los “cómo” pero también los “por qué” de los textos de las Escrituras. Después de todo Jaza”l (nuestros sabios de bendita memoria) dijeron: “Talmud Torá keneged kulam”, el estudio de la Torá equivale a todos los méritos juntos.
Pero a la hora de cumplir una mitzvá lo que tenemos que tener en la mente y en la intención son esas dos palabras: “Aní Ad-nai”; “Yo soy el Señor”.
¡Shabat Shalom!
Rab. Guillermo Bronstein
LA PARASHÁ EN VIDEO:
Un proyecto conjunto entre el Seminario, Masorti Olami y la Asamblea Rabínica.
Los invitamos a compartir la parashá de la semana:
Parashat Kedoshim por el Rabino Diego Vovchuk de la Comunidad Or Israel en Buenos Aires, Argentina.