PARASHAT ITRÓ

¿Qué hay en la Parashá?

«Y oyó Itró, sacerdote de Midián suegro de Moshe todo lo que Dios hizo a Moshé ya su pueblo Israel; porque Adonai había sacado a Israel de Egipto» (Shemot 18: 1).

En esta parashá leemos que Itró, el suegro de Moshé, escucha acerca de la salida de Mitzraim y viene a su encuentro.  Con él vienen también Tzipora (la esposa de Moshé) y sus hijos. Itró alaba la grandeza de Adonai, observa que  Moshé se ocupa personalmente de todas los problemas de Bnei Israel y de todos los conflictos que surgen entre ellos, y le propone que designe jueces  que actúen bajo su supervisión para que lo ayuden en su tarea.

Después de tres días de preparativos y santificación para el gran acontecimiento, Adonai se revela ante el pueblo de Israel en el Monte Sinaí – es el suceso en el que Dios sella un pacto con Israel y le entrega los Diez Mandamientos, los Aseret Hadibrot.

* Extraído de «Mi lugar en la cadena de las generaciones», Sefer Shemot, TALI AmLat .


Una parashá que contiene un legado fundante para el Pueblo de Israel, que trascendió los tiempos inspirando la necesidad de la Ley en la Humanidad, como los son los Diez Mandamientos, podría haber tenido un nombre alusivo a este acontecimiento.

Sin embargo, lleva el nombre propio de una persona, Itró.

Quizá el nombre de la parashá porta una seña, nos señala y en-seña que vale la pena tomarnos un tiempo para estudiar acerca de la figura de Itró.

¿Quién es este hombre? ¿Por qué vino? ¿De dónde vino y con qué propósito? No forma  parte del pueblo que salió de Egipto y después de un breve relato se va.

Nuestros Sabios, Jaza´l, querían entender mejor por qué razón una persona de la jerarquía de Itró, sacerdote de Midián, se trasladó hasta el desierto, a reunirse con Moshé Podemos pensar, por un lado, que es un hombre de familia, que cuida de su hija, yerno y nietos. Otra hipótesis: llegó para ayudar al pueblo de Israel a prepararse para la entrega de la Torá.

¿En qué consiste esa ayuda? Veamos la escena:

Itró llega al campamento de Bnei  Israel acompañado de Tzipora y sus hijos, Moshé lo recibe y le cuenta acerca de los milagros acontecidos durante la salida de Mitzraim. En respuesta, Itró alaba a Dios y le dedica ofrendas.

Al día siguiente, Itró ve a Moshé oficiando como juez frente al pueblo, completamente solo. Agobiado y abrumado por tanta responsabilidad. Debía lidiar con reclamos, quejas, demandas de todo tipo y calibre. Al ver esto, Itró le propone a Moshé  llevar a cabo una reforma en el modelo de conducción: designar una jerarquía de jefes de millares, jefes de centenas, jefes de cincuentenas y jefes de decenas, para que medien entre  las personas y juzguen los casos más sencillos. Moshé escucha y recibe el consejo de Itró. entiende que para liderar con mayor eficacia deberá delegar responsabilidades.

Itró es un hombre con experiencia en el liderazgo, y le transmite a Moshé un nuevo modelo de gobierno para realizar la enorme tarea que le fue asignada por Adonai. Un modelo donde él no va a concentrar el poder y la autoridad sino que estarán compartidos, siendo él el responsable último. Una suerte de administración democrática.

Podríamos ver a Itró como un asesor o consultor organizacional. Y además, uno exitoso, ya que realmente logró incidir en la ejecución de un cambio estructural y conceptual, que hasta hoy podemos tomar como modelo.

A partir de ese cambio, es posible que Moshé se desentienda de tareas menores o bien de aquellas urgencias que podían ser resueltas por otros, para dedicarse más y mejor a la tarea que era de su exclusiva responsabilidad: mediar entre Adonai y el Pueblo de Israel. Itró es quien ayuda a Moshé a  fortalecer la conexión, el puente que debía tender Moshé entre Adonai y el Pueblo. En este mismo movimiento, se fortalece también el puente que une el momento histórico de la entrega de la Torá con las generaciones venideras.

Itró no era estrictamente un consultor externo, pero tampoco era interno: estaba en una posición desde la cual podía conocer y entender las necesidades de Moshé y del pueblo por su cercanía familiar, pero a la vez no pertenecía. Observaba con una perspectiva amplia, estaba ubicado a una distancia óptima que le permitía percibir lo que pasaba. No vino a criticar mirando la escena desde afuera, sino que se involucró ofeciendo su aporte en la construcción. Un pueblo se estaba constituyendo, y para eso hacían falta puentes, enlaces en el presente, enlaces al futuro. Él le hace ver a Moshé que no estaría solo. Le manifiesta que llevar la carga de la gente es una tarea pesada, y que solamente podría sostenerla compartiéndola con otros, formando equipos de trabajo, nombrando responsables. Le trae a Moshé la idea de equilibrio en la gestión y en la vida.

Moshé a su vez, con la humildad que lo hace tan  grande, se deja asesorar, puede escuchar y actuar para la mejora de su propio funcionamiento y para el bienestar de su gente. Aun a costa de ceder una porción de su autoridad, compartiéndola, habilitando y empoderando a otros.

Algunas conclusiones:

-Todos tenemos la capacidad, en medio de una crisis, de dar un paso atrás, tomar alguna distancia, ver en perspectiva.

– Cuando no podemos solos, es una decisión de cada uno poder escuchar y aprender, tomar un buen consejo.

-Lo que se hace con la autoridad y el poder es también una decisión: concentrar o ceder y compartir. A partir de esto nos encontramos con diferentes posibilidades: el líder está al servicio de la comunidad, o la comunidad le sirve a él – El líder que es  o no capaz de escuchar.  El que se vale de su posición para satisfacer intereses personales, mantener posiciones de privilegio y poder, o bien dedica sus esfuerzos al bien colectivo.

– En lo personal, también podemos aprender a ver las necesidades de los demás e intentar  que se integren con las nuestras en un buen balance.

El consejo de Itró a Moshé acerca de un cambio en el sistema legal y las formas de liderar al pueblo fue bienvenido. Porque  Moshé creyó correcto respetar la opinión de su suegro y también por ser un consejo útil. Una regla de nuestros jajamim es  «Derej eretz Kadma laTorá». En nuestra parasha, Itró representa esta regla. Es precisamente él, la persona que vino del exterior, que era extranjero, quien trajo un alivio a la sobrecarga de Moshé, y de paso vino a enseñarnos una lección de Derej Eretz: podemos aprender todas las personas, sea cual fuere su origen,  valorar y nutrirnos de la riqueza que hay en los otros en todo el abanico de la  diversidad.

Por lo tanto, me inclino por pensar que quizá más que en homenaje a Itró, como un mensaje  para nosotros,  la parashá lleva su nombre.

Shabat Shalom
Lic. Aliza Eskenazi
Coordinadora Tali Amlat


LA PARASHÁ EN VIDEO:
Un proyecto conjunto entre el Seminario, Masorti Olami y la Asamblea Rabínica:
Los invitamos a compartir la Parashá de la semana.