Parashat Vaishlaj – ¿Quién tiene la culpa de todo esto?

En uno de los pasajes más conmovedores de la Biblia, dos hermanos separados desde hace más de 20 años se funden en el abrazo del reencuentro.

Tanta angustia. Tanta espera. Tanta postergación. Tantas broncas acumuladas.
Tantas historias que dejaron de ser. Tantas alegrías sin compartir. Tanto de nada.

Iaakov se escapa de la casa de sus padres por la puerta de atrás después de haberse llevado la bendición que su padre (Itzjak) tenía reservada a su hermano Esav. En los siguientes 20 años ambos hermanos se casan y tienen a todos sus hijos, que en ambos casos serán las cabezas de las tribus de ambos pueblos. Toda esa vida, de crecimiento y fundación, la vivieron sin saber ni disfrutar el uno del otro.

¿Quién tiene la culpa de todo esto?

¿Iaakov? Él fue quien entró disfrazado con las ropas de su hermano ante su padre ciego para engañarlo y llevarse la bendición. Demasiado egoísmo.
¿Esav? Él despreció esa bendición siendo más joven por un plato de lentejas. Demasiada apatía, desgano y desinteres.
¿Rivka, la madre? Ella fue quien entendió en una visión personal que era Iaakov quien merecía esa bendición, y la que empuja a su hijo a engañar al padre. Demasiada sobreprotección.
¿Itzjak, el padre? Él estaba ya ciego. Sin embargo, ¿qué tipo de ceguera impide reconocer a tus hijos? Demasiada ausencia y distancia de los amores.

Como en cada quiebre, nadie tiene el monopolio de la responsabilidad. La culpa depende del Midrash que leas. Y cada uno tiene su exégesis de la discusión de ayer.

Este Shabat nos llama a ver la parte que nos toca, la caminata que estamos llamados a comenzar para el reencuentro, la sabiduría de permitir dejar atrás lo que haya que dejar atrás, y fundirse en un abrazo, a veces en un silencio que hable.

Dominar el ego.
Darle valor a las cosas/personas que esperan de nosotros ese interés.
Dejar de meternos donde no se nos espera.
Dejar de buscar culpas afuera, y encontrar responsabilidades adentro.
Estar presente en las vidas de los que amamos.
Esos son los mensajes que los personajes de nuestra historia nos envían para nuestros propios reencuentros.

¡Shabat Shalom!
Rabino Alejandro Avruj
Presidente de la Asamblea Rabínica Latinoamericana