Devarim 29:9-30:20

La parashá de esta semana se llama Nitzavim. El texto comienza diciendo que todos estamos hoy delante de Dios; jóvenes, niños y adultos, para comprometernos con él. Se acerca los Iamim Noraim, una fecha en la cual es muy importante la reflexión, pero también el estar juntos. Las sinagogas nunca están tan llenas como en este momento del calendario. Estamos unidos, uno al lado del otro, esperando obtener un juicio favorable para el año que comienza. Cuando imagino la escena en el desierto, la visualizo bastante parecido a la escena de todos nosotros en la sinagoga: parados, juntos, rezando en comunidad, expectantes.

Pero con estar parados y juntos no basta. El objetivo es comprometernos con el pacto divino. ¿Y de qué se trata esto? La reflexión no tiene sentido alguno si no nos lleva a la acción, al cambio. El año que entra debemos hacer las cosas diferentes e intentar ser mejores. En esta parashá se nos habla sobre las elecciones y el libre albedrío: podemos elegir cómo actuar, pero cada elección tendrá sus consecuencias. Tenemos todo un año por delante, que podremos comenzar como un libro con páginas en blanco. Es un buen momento para pensar qué queremos escribir en él. El texto dice: «Hay cosas que no sabemos: ésas pertenecen al Señor nuestro Dios; pero hay cosas que nos han sido reveladas a nosotros y a nuestros hijos para que las cumplamos siempre: todos los mandamientos de esta ley.» (Deut. 28) Es cierto que no podemos saber qué nos ocurrirá, pero podemos pensar cuáles serán nuestras metas y hacer todo lo posible para alcanzarlas. Tenemos leyes que dictaminan cómo comportarnos y  es nuestra decisión si seguir por el camino que estas nos marcan o no.

Hay dos elementos que me llamaron la atención al leer este texto este año y que creo que nos dejan enseñanzas maravillosas: lo primero es que hay situaciones que debemos afrontar codo a codo con quienes nos rodean, porque esto nos hará más fuertes y nos mantendrá erguidos, firmes. Será nuestro deber entonces este año elegir a las personas que estarán junto a nosotros para apoyarnos y afrontar la vida que tenemos por delante. Lo segundo es que no sabemos todo lo que nos ocurrirá, y de hecho estoy segura de que sería aburrida la vida si supiésemos absolutamente todo; pero hay cosas que sí sabemos y debemos hacer lo posible para aprovechar esos saberes. Podemos quedarnos con el vaso vacío, pensando en todo lo que nos falta saber o podemos agradecer por lo que podemos entender y hacer lo posible para crecer en sabiduría poco a poco.

Tenemos un año nuevo por delante y será decisión nuestra cómo afrontarlo. Ojalá todos podamos ir hacia la sabiduría y hacia la búsqueda de la mejor compañía para disfrutar de cada uno de nuestros días. Shabat Shalom y Shaná Tová Umetuká para todos!

Karina Gringauz