Por Diego Vovchuk

¿Cómo ya es Iom Kipur otra vez? ¡Pero si todavía no sé si D’s me perdonó lo de años anteriores! ¡Necesito más tiempo!

Comenzamos a prepararnos para Iom Kipur y una de las preguntas que nos asalta inmediatamente es ¿podrá D’s perdonarme? y dejamos de lado una pregunta tan o tal vez más importante ¿podré perdonarme a mí mismo?

Con respecto a la pregunta de si D’s podrá perdonarme, probablemente cada uno de nosotros tenga por lo menos una razón para pensar que no. Sin embargo yo me animo a decir que , que sin lugar a dudas, todos tenemos la posibilidad de salir absueltos, pero está irremediablemente ligada a la segunda pregunta.

La respuesta a la pregunta de si podremos perdonarnos a nosotros mismos, está dentro nuestro, porque en realidad esta absolución no depende de D’s sino de nosotros.

Si observamos otros jaguim veremos que cada Jag tiene una mitzvá que recae sobre algo: en Pesaj sobre la Matzá, en Sucot sobre la Sucá, en Rosh Hashaná sobre el Shofar. En cambio, en Iom Kipur la mitzvá recae sobre nosotros mismos, la Torá nos enseña con respecto a Iom Kipur “Va Anitem et Nafshoteijem” -Afligirán Sus Almas- (Vaikrá 16:29 y 23:27).

Iom Kipur se trata sobre reflexionar, sobre conectarnos con nuestras almas. No importa cuándo iniciamos el camino de la reflexión y del arrepentimiento; lo que sí importa es que lo enfrentemos y que sea con sinceridad.

Reflexionar y encontrarnos, en hebreo rezar, LEHITPALEL, es reflexivo; uno no reza sino que SE reza. En rezar, uno se encuentra a sí mismo, halla la forma de perdonar, pero sobre todo de perdonarse.

Vaikrá también nos enseña “Ama a Tu Prójimo Como a Ti Mismo”. D’s nos recuerda la importancia de amarnos a nosotros primero para poder ser capaces de amar a los demás. Antes de rezar a D’s debemos rezar para nosotros, de igual modo para poder perdonar y ser perdonados, debemos poder perdonarnos a nosotros mismos.

Reconocer nuestros errores implica reconocer nuestra propia humanidad. Sólo reconociendo nuestra propia humanidad podemos ver al otro como un igual y en ese igual vernos reflejados los unos a los otros. En ese reflejo podremos ver la chispa divina inherente a cada ser humano.

Cuando atravesemos toda este reflexión y reconocimiento y podamos perdonarnos a nosotros mismos, entonces seguro D’s nos perdonará.

Iamim Noraim son una la posibilidad de cambio, de encuentro, quiera D’s que en este Iom Kipur podamos encontrarnos  y perdonarnos a nosotros mismos para absolver y ser absueltos.

«¡JATIMÁ TOVÁ! Que seamos inscritos y rubricados en el libro de la vida.»
Les desea el Seminario Rabinico