Con Tisha BeAv concluye el período llamado Bein Hametzarim, donde recordamos y nos enlutamos por las destrucciones de los dos Templos de Jerusalem, originadas por el odio «gratuito» entre hermanos. También recordamos otras catástrofes que aquejaron a nuestro pueblo a lo largo de las generaciones.

El mundo judío se vio sacudido los últimos meses por una nueva calamidad. Un grupo (minoritario) de nuestros hermanos cree que tiene derecho a decidir acerca de la forma de Ser Judío de los demás, y cree tener la exclusividad de derechos sobre el Kotel Hamaarabi, el Muro de los «Lamentos» en Jerusalem, único remanente de los Templos de antaño. Para imponer su voluntad utiliza la presión política en Israel y en la Diáspora, dinero público de las organizaciones globales del Pueblo Judío para financiar su forma de ver el judaísmo, la amenaza, la violencia.

Yo mismo en forma personal tuve el honor y la tristeza de participar junto a colegas rabinos y rabinas en noviembre de 2016 en una marcha pacífica hacia el Kotel, para llevar Torot al Ezrat Nashim (zona exclusiva para mujeres en la explanada del Kotel), para que las «Mujeres del Kotel» rezaran ese día  jueves, y nos vimos envueltos en un ambiente de violencia cuando jóvenes y adultos ultraortodoxos nos increparon, insultaron y empujaron al punto de poner en riesgo material las Torot (y en riesgo físico a quienes las llevábamos).

“Najamu, Najamu Ami” – “Sean consolados, sean consolados” dice Dios (Isaías 40).

En este Shabat Kodesh comienza un período de siete semanas que la tradición judía denomina Sheva deNejamata -Siete de Consuelo-, que concluye al comenzar el nuevo año.

En dichos shabatot, las Haftarot se han seleccionado del Libro del Profeta Isaías, y en ellas, el Todopoderoso, a través de la palabra del profeta nos consuela de las tragedias y nos hace intuir un futuro de reconstrucción.

Somos convocados en estas semanas a prepararnos para entrar en un nuevo año con una actitud diferente. Revisar nuestros sentimientos, pensamientos y actos, erradicar el odio de nuestros corazones, dejar entrar al amor «gratuito», único antídoto contra el odio, aceptar al otro como hermano que ha sido creado a imagen de Dios, que es, piensa, siente y hace de acuerdo a su entendimiento del camino que debe tomar en la vida (y no como yo quisiera que sea o haga).

Somos convocados a salir del odio, de la intolerancia y de la imposición y abrazar al prójimo con aceptación fraternal.

Najamu, Najamu Ami. Solo así la separación se transformará en unidad, y la destrucción en construcción.

¡Shabat Shalom!
Rabino Ariel Stofenmacher
Director General
Seminario Rabínico  Latinoamericano Marshall T. Meyer